jueves, 12 de febrero de 2009

Fin de una etapa

De Taringa

Cuando era pequeño le enseñé mi álbum de cromos a un amigo de mi padre y el me contestó que coleccionaba planchas antiguas.

A mí eso no me sonaba a colección, con mis cromos yo sabía qué cromos me faltaban, donde se colocaba cada uno...

En una colección de planchas o libros antiguos o de piedras del campo los límites son autoimpuestos.

Y en eso estamos. He conseguido un libro de mediados del XVI y no me puedo permitir comprarme no sólo un incunable sino un post-incunable, así que ya tengo libros desde el 1564 hasta nuestros días, con ejemplos de encuadernaciones, tipografías, formatos, e idiomas variados.

Como además no tengo casi espacio en la librería, a partir de ahora me voy a dedicar a consolidar mi colección, con un catálogo medianamente serio y no voy a comprar más libros.

P.D.: A ver cuanto tiempo aguanto.

4 comentarios:

lamberto palmart dijo...

He descubierto tu blog, lo cual me alegra, desenmarañando un poco la red. Enhorabuena por tu afición, como tu bien dices en tu primer articulo de presentación hay quien le da por el futbol, ¡Pobres mortales! horas perdidas viendo pasear un balón entre las piernas de los jugadores y el cesped del campo.
La bibliofilia es la más sublime de las pasiones del hombre. Somos modestos custodios del saber de la humanidad en sus fuentes; los libros antiguos. No hay bibliófilos humildes, todos son de respetar independientemente de su poder adquisitivo, siempre habran bibliotecas mejores y peores que la nuestra, y eso no nos ha de condicionar. La mia, la que dices envidiar, es fruto de muchos años, tesón y sacrificio, con aciertos y meteduras de pata. Ten en cuenta que poca gente tiene un libro del XVIII en casa; disfruta de ese privilegio y demuestralo a quienes te visiten. No somos "frikis" somos bibliófilos, e importantes hombres en la Historia lo han sido y eso nos hace grandes. Seguirás comprando libros, eso si, organiza tu biblioteca siempre te aclarará ideas.

Saludos bibliófilos y como dice nuestro compañero de blog, Apolonio de Rodas, ¡Hay que leer más!. Lamberto Palmart

bibliotranstornado dijo...

Gracias Lamberto por tus bonitas palabras de apoyo para mí y para mi blog.

Con tu comentario confirmas mi opinión de que en este blog tengo poca cantidad de visitas, pero de alta calidad.

Gracias.


PD. Seis días después de decir que lo dejaba ya me he comprado otro libro. Estoy enganchado.

Diego Mallén dijo...

Amigo bibliófilo: ¡qué delicia tu comentario! Así empezamos todos, llegando a casa un día con un incompleto del XVI y aturdidos no pudiendo entender la trascendencia del momento. Con el tiempo reunirás una esplendida librería, no tengas la menor duda. Solo hace falta dejar que el tiempo corra y ¡VOLUNTAD! Piensa que afortunadamente los millonarios enloquecen con Goya, Sorolla, Flamencos, Antonio López, Picasso y hasta con Miguel Barceló (aunque… ¿es posible que alguien en su sano juicio lo pueda perder por los cartón-piedra-coloris-a-maguerazo-en-pedazos-que caen-del techo del señor Barceló? “hay gente pá tó” que dijo el maestro) y solo unos pocos vuelcan su pasión desaforada en la persecución del libro, eres afortunado. "Es en una biblioteca donde mejor transcurre el sueño de la vida" Marcel Proust.
Saludos bibliófilos de Diego.

Anónimo dijo...

Hola bibliotrastonado:
Me encanta el nombre que te has puesto pues creo que se ciñe bastante a la realidad de todos los bibliófilos. Todos tenemos alguna manía, más grande o más pequeña, más rara o más común.
Ya ese sentimiento de posesión que nos hace sentirnos tan bien cuando miramos nuestra biblioteca, no es normal. Es casi, casi como tener el anillo único.

Después de leer tu artículo, pensé en dejarte un comentario para mostrar mi poca fé en la duración de tu "régimen de abstinencia" en la compra de libros, cuando, al leer los comentarios he visto que ya has vuelto a recaer.

Yo sé que recaeré hasta el infinito y también sé que mi colección de libros desaparecerá conmigo. Mis "herederos" no valorarán convenientemente esta colección porque no es la suya. Y además porque quizá no sean bibliofilos y sólo vean en los libros sus inconvenientes, como por ejemplo el espacio sin fin que se necesita para albergarlos.

No ostante esto no me preocupa: yo disfrutaré de mi biblioteca mientras viva y luego, si se deshacen de ella, se que alguién los acogerá en su casa y seguirá disfrutando de ellos.

Me han gustado mucho tu blog y tus artículos.

Saludos de una afectada de "bibliomanía".